Educamos desde un conocimiento profundo del niño. Desde ahí, definimos lo que valoramos y lo que marcará nuestra acción educativa.
Equipo educativo: profesionalidad y calidad humana.
Nuestro equipo educativo está en permanente formación para brindar a nuestro alumnos relaciones educativas de calidad.
Poder ver más allá, entender el momento evolutivo del niño, tener estrategias para individualizar nuestro quehacer educativo y recursos para llevarlo a cabo,… acompañan a nuestra vocación, responsabilidad, inquietud y a nuestro deseo de acompañar a los alumnos y a sus familias en este apasionante viaje.
Las emociones: se aprende afectivamente.
Nuestra escuela es lugar de deseos, de pasiones, de miedos, de alegrías, de penas, de inseguridades y de certezas… En un día cualquiera todo está presente. Se trata de aceptar que están ahí y de permitir que las emociones afloren y se vuelvan “legales”, conscientes, explícitas, para vivir con ellas, con toda la tranquilidad y así poder conocerlas, disfrutarlas y compartirlas.
Aprender a saber cómo es uno mismo, qué significan los propios sentimientos, cómo hacerse entender y cómo entender a los otros. Aprender a jugar con los demás y a trabajar, a discutir y a bailar. Aprender a sentir, a discriminar y a encajar equivocaciones, malas caras, alabanzas, caricias y amores. Aprender a estar solo y con los otros. Todo esto tienen que aprender, para tener tan pocos años.
Las relaciones: pedagogía relacional.
Nuestro objetivo es hacer una escuela amable (activa, inventiva, habitable, documentada y comunicable, lugar de investigación, aprendizaje y reflexión) en el que se encuentren bien los niños, los profesores y las familias. Crear organización, contenidos, funciones, procedimientos, motivaciones e intereses para unir e intensificar las relaciones entre todos los sujetos protagonistas.
Queremos ayudar a los niños a construir habilidades sociales sólidas que les ayuden en sus relaciones a lo largo de su vida. La escuela brinda al niño oportunidades para practicar el respeto mutuo, la cooperación, el liderazgo, la escucha, la tolerancia a la frustración, la capacidad de espera, la capacidad de esfuerzo, la resolución de conflictos y otras habilidades sociales fundamentales.
Animamos a los padres y profesores que traigan sus pasiones y sus intereses a nuestra escuela, entendiendo que todos formamos parte en este viaje de crecimiento y desarrollo.
Las puertas de La Escuelita del Encinar, siempre están abiertas a las dudas, las inquietudes, los deseos, las alegrías, los proyectos, los sueños y los desánimos de niños, padres y profesionales.
Sistema nervioso central: sistematizar su abordaje.
En esta etapa, el sistema nervioso central de los niños está en plena formación.
La educación tiene como objetivo llegar a los centros superiores del cerebro.
Nuestro enfoque educativo pone atención e identifica los niveles inferiores de funcionamiento y partiendo de las bases y de su estimulación, accedemos a los niveles superiores.
Atención, equilibrio y coordinación son el ABC principal del que dependerá cualquier aprendizaje académico posterior. La mayoría del aprendizaje académico depende de habilidades básicas que pasan a ser automáticas a un nivel físico, por ello el movimiento es fundamental para el aprendizaje. Por ejemplo si el niño no desarrolla el control automático del equilibrio y de las habilidades motoras, muchos otros aspectos del aprendizaje pueden verse afectados.
En nuestra escuela sistematizamos el abordaje del sistema nervioso central a través de programas que incorporamos diariamente: programa neuromotor y programa físico.
La importancia de los sentidos: integración sensorial.
“Nada hay en nuestro entendimiento que no haya entrado en él por la puerta de los sentidos”.
La educación de los sentidos no se debe dejar al azar. Si mediante los sentidos accedemos a la realidad, cuanto más afinados se encuentren nuestros sentidos, mayores serán sus competencias.
En la escuela debemos estimular y educar los sentidos. Nuestro proyecto desarrolla diariamente toda una serie de actividades destinadas a la maduración del sistema sensorial de nuestros alumnos.
Las inteligencias múltiples. Hay muchas maneras de ser inteligente.
No existe una única inteligencia. El ser humano está dotado de múltiples inteligencias. Por lo tanto la escuela debe cultivar todas ellas. Las inteligencias funcionan juntas de manera compleja y siempre están interactuando unas con otras.
Hay muchas maneras de ser inteligente, incluso hay muchas maneras de ser inteligente dentro de cada inteligencia.
Esta visión optimista de la inteligencia amplia insospechadamente el horizonte de las posibilidades educativas.
La inteligencia no es una cosa, sino muchas, no es una entidad fija y heredada sino modificable; no es igual a conocimientos, sino a estrategias y habilidades para adquirir y generar conocimientos; no es el primer impulso que se produce ante cualquier situación estimuladora, sino un sistema de autogobierno personal, hecho de habilidades continuamente mejorables, que nos dice en cada momento lo que debemos hacer, y al ritmo al que lo podemos hacer, con las máximas probabilidades de éxito.
Nuestro entorno escolar proporciona al niño diferentes experiencias y diferentes vías para aprender un mismo contenido y así favorecer y enriquecer el estilo personal de aprendizaje de cada sujeto.
El juego y aprender disfrutando.
El juego es la actividad física y mental primordial de los niños, a través de la cual desarrollan los sentidos y las facultades mentales, superan sus posibles conflictos emocionales, descubren el mundo, favorecen la socialización y se organizan en el espacio y en el tiempo.
No debe considerarse al juego como algo independiente del proceso de aprendizaje, sino como una actividad inseparable de él.
Pensamos que los niños construyen algunos de sus aprendizajes más importantes a través del juego. Sus actividades se transforman naturalmente en juego.
Nuestro proyecto quiere dar respuesta a las exigencias de la población infantil: aprender disfrutando. Si el juego es “la vitamina psíquica del niño”, éste debe situarse en un lugar protagonista.
El niño desea y necesita una escuela en la que pueda jugar.
La investigación y la experimentación.
Por las manos de los niños en nuestra escuela pasan constantemente todo tipo de materiales. Manipularlos e interaccionar con ellos les permite descubrir sus principales características, así como recibir el máximo número de sensaciones. Las sensaciones son la primera información sobre el mundo exterior y sus componentes.
Los objetos constituyen una realidad para los niños. Al tocarlos, apretarlos, olerlos, dejarlos caer o buscar en su interior, empiezan a interiorizar su existencia, incluso cuando todavía no pueden expresar con palabras, todo lo captan: grande, está frío, pesa poco… para definir cualquier objeto o alguna de sus características, será preciso que los niños puedan extraer la información de manera “vivenciada”.
Por lo tanto la experimentación es la base fundamental de todo descubrimiento, una de las llaves que abre las puertas del conocimiento. Interiorizar cualquier concepto es mucho más sencillo y gratificante si el niño puede almacenar alguna experiencia vinculada a él. La actividad está íntimamente ligada al proceso cognitivo. La adquisición de aprendizajes implica, sobre todo con niños de corta edad, una actividad global.
La creatividad.
Creemos que la expresión creativa es una necesidad humana básica. Creemos en educar en la creatividad y no fuera de ella. La creatividad no es algo exclusivo de algunos, o que solo corresponde a las artes, o que si no se tiene no se puede hacer nada por ello. El pensamiento creativo se entrena y se promueve si se le da lugar y valor.
El hecho educativo, para serlo plenamente, debe ser creativo.
En nuestra escuela fomentamos la creatividad en todas sus facetas, optamos por dinamizar la originalidad y el ingenio creador de cada niño. Así logramos mentes abiertas, flexibles, capaces de enfocar con iniciativa realidades nuevas y capaces de esforzarse por buscar soluciones innovadoras a los retos cotidianos.
Valores tempranos.
En nuestra escuela queremos acompañar a los niños en el comienzo del conocimiento de sí mismos y de los demás, en el reconocer, cuidar y respetar las diferencias, otros modos de ser, de vivir, de entender el mundo.
Siendo conscientes de que en estas edades tempranas, donde todo son “empezares”, para un niño pequeño la realidad pasa por el centro de si mismo. El paso por ese lugar fundamental, que no es otro que el de la propia identidad, nos permitirá dar el salto a grandes valores como la libertad, la igualdad, la felicidad, la justicia, el respeto o el conocimiento.
Poder ver más allá. Nos humanizamos necesariamente con el otro.
Creemos que los niños “florecen” cuando se producen conexiones humanas saludables y a través de las relacionas vinculares el niño puede construirse en todas las áreas de su vida.
Si los niños tienen cerca quien les sostenga sus posibilidades, les escuche sus sensibilidades, les secunde iniciativas, les ampare en sus intentos, les posibilite sus errores,… poco a poco se van arriesgando desde las ideas a los proyectos cotidianos.
Así, cogidos de la mano, ya no aparecen ansiedades sino intereses. Cogidos de la mano todos nos transmitimos sentimientos hasta organizarlos en vivencias e inventarnos futuros.
fuente:http://www.laescuelitadelencinar.es/index.php?option=com_content&view=article&id=4&Itemid=108
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